
La angustia de no lograr comunicarse por el móvil afecta al 53% de los usuarios de la telefonía móvil en el Reino Unido.
Ir al cine, viajar en avión o pasear en un sitio donde el móvil no tenga señal llega a ser un tormento para las personas que sufren de "nomofobia". El nombre del trastorno viene del inglés: "nomo" que es la abreviatura de "no mobile", lo que significa "sin móvil".
Este es un problema que se caracteriza por la angustia de no lograr comunicarse por el móvil y afecta al 53% de los usuarios de la telefonía móvil en el Reino Unido.
"Tengo pacientes que cuando llegan a terapia se ponen a monitorear el móvil durante la sesión. Otros vienen a causa de problemas en su relación, pero cuando uno los escucha, se da cuenta que la adicción al celular es lo que causa el problema. La persona no consigue estar en familia: mientras juega con su hijo siempre le interrumpe el móvil. Toda llamada es urgente y no se puede dejar para más tarde", nos cuenta la psicóloga brasileña Andreia Calçada.
Anna Lúcia Spear King, investigadora del Instituto de Psiquiatría de la Universidad Federal del Río de Janeiro, dice que el usuario del móvil tiene que darse cuenta si el móvil le causa más perjuicios que beneficios. "Las señales de un trastorno de ansiedad se las puede observar en conductas como cuando la persona está lejos y vuelve a casa solo a buscar su móvil o cuando al estar sin el móvil, siente palpitaciones y se pone nerviosa".
Según una investigación británica realizada por el Instituto YouGov, de 100 personas que usan móvil, 9 se ponen en estado de "profunda ansiedad" al colgar el aparato.
"La dependencia es tan grave como la de las drogas o del alcohol. Muchas veces las personas tienen miedo a que les pase algo, o solo sienten seguridad para alejarse más cuando llevan el móvil", dice Anna Lucia.
La investigación señala que el síndrome afecta más a los hombres (58%) que a las mujeres (48%). Entre los entrevistados, el 20% dijeron que nunca apagan el teléfono y alrededor del 10%, que el trabajo les obliga a que estén siempre accesibles.
La analista de proyectos Jacqueline Dias, 28, dueña de tres teléfonos admite su adicción: "Almuerzo mirando el móvil porque me pueden llamar del trabajo. Cuando no suena me parece raro. Uno de los aparatos se queda prendido por la noche, porque no vivo con mis padres y tengo miedo a que algo les pase y no puedan llamarme al teléfono fijo".
También el analista de sistemas, Felipe Laxe, 25, no lo deja su móvil por nada: "Me los llevo siempre conmigo, los tres".
Terra Peru
Ir al cine, viajar en avión o pasear en un sitio donde el móvil no tenga señal llega a ser un tormento para las personas que sufren de "nomofobia". El nombre del trastorno viene del inglés: "nomo" que es la abreviatura de "no mobile", lo que significa "sin móvil".
Este es un problema que se caracteriza por la angustia de no lograr comunicarse por el móvil y afecta al 53% de los usuarios de la telefonía móvil en el Reino Unido.
"Tengo pacientes que cuando llegan a terapia se ponen a monitorear el móvil durante la sesión. Otros vienen a causa de problemas en su relación, pero cuando uno los escucha, se da cuenta que la adicción al celular es lo que causa el problema. La persona no consigue estar en familia: mientras juega con su hijo siempre le interrumpe el móvil. Toda llamada es urgente y no se puede dejar para más tarde", nos cuenta la psicóloga brasileña Andreia Calçada.
Anna Lúcia Spear King, investigadora del Instituto de Psiquiatría de la Universidad Federal del Río de Janeiro, dice que el usuario del móvil tiene que darse cuenta si el móvil le causa más perjuicios que beneficios. "Las señales de un trastorno de ansiedad se las puede observar en conductas como cuando la persona está lejos y vuelve a casa solo a buscar su móvil o cuando al estar sin el móvil, siente palpitaciones y se pone nerviosa".
Según una investigación británica realizada por el Instituto YouGov, de 100 personas que usan móvil, 9 se ponen en estado de "profunda ansiedad" al colgar el aparato.
"La dependencia es tan grave como la de las drogas o del alcohol. Muchas veces las personas tienen miedo a que les pase algo, o solo sienten seguridad para alejarse más cuando llevan el móvil", dice Anna Lucia.
La investigación señala que el síndrome afecta más a los hombres (58%) que a las mujeres (48%). Entre los entrevistados, el 20% dijeron que nunca apagan el teléfono y alrededor del 10%, que el trabajo les obliga a que estén siempre accesibles.
La analista de proyectos Jacqueline Dias, 28, dueña de tres teléfonos admite su adicción: "Almuerzo mirando el móvil porque me pueden llamar del trabajo. Cuando no suena me parece raro. Uno de los aparatos se queda prendido por la noche, porque no vivo con mis padres y tengo miedo a que algo les pase y no puedan llamarme al teléfono fijo".
También el analista de sistemas, Felipe Laxe, 25, no lo deja su móvil por nada: "Me los llevo siempre conmigo, los tres".
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