miércoles, 5 de enero de 2011

127 HORAS, LA PELICULA DEL ESCALADOR Q SE AMPUTO SU BRAZO PARA VIVIR

Hace poco más de un año, Slumdog Millionaire, el relato de cómo un niño pobre de Bombay se convierte en millonario, triunfó en festivales cinematográficos de todo el mundo y ganó ocho premios Oscar.
Sin embargo, el éxito en Hollywood parece no haber transformado al cineasta Danny Boyle, quien obtuvo la estatuilla dorada como mejor director en 2009.
El realizador británico, autor de películas como 28 días después y Trainspotting, asegura que seguir viviendo en el Reino Unido, le ayuda a mantener los pies en la tierra.
"No hay nada malo con Hollywood. Si te quieres convertir en un gran director, tienes que ir allí. Pero yo he tenido la suerte de poder quedarme aquí", asegura Boyle, quien dirigirá la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.
El cineasta, de 54 años, afirma que hace la compra en el supermercado de su barrio cada semana y que maneja un auto que él mismo describe como "muy, muy sucio".
No hay nada malo con Hollywood. Si te quieres convertir en un gran director, tienes que ir allí. Pero yo he tenido la suerte de poder quedarme aquí
No obstante, el realizador tiene una buena excusa para justificar el estado de su automóvil, ya que durante los últimos días anduvo ocupado con la promoción de su última película, 127 horas.
El filme cuenta la historia basada en hechos reales de Aron Ralston, un escalador experimentado que quedó atrapado en el cañón de una montaña durante cinco días en 2003.
Boyle y su equipo pasaron seis días filmando en los cortados rocosos de las montañas de Utah.
El proyecto fue ambicioso, explica el director, porque Ralston –interpretado por James Franco- es el único personaje en más del 90% de la película.
Mediante el uso de planos claustrofóbicos y de escenas alucinatorias, casi espejismos, fruto del estado de debilidad del escalador, la película llega a un clímax terrible.
"Aunque podría parecer imposible de soportar para el espectador. En realidad pasa lo contrario. Es una historia muy emocionante", apunta Boyle.
"Yo estaba fuera del cañón mirando el monitor durante el rodaje, pero llegas a creerte lo que estás viendo y comienzas a sentirte angustiado", agrega.
Durante su accidente, Ralston intentó de todas las maneras que estaban a su alcance mover una piedra que le había inmovilizado el brazo.
Una de esas formas fue intentando instalar un sistema de poleas, algo que Boyle hizo que Franco realizara de verdad cuando recrearon la escena.
Tras el éxito de Slumdog Millionaire, el cineasta asegura que recibió numerosas ofertas.
Sin embargo, Boyle aprovechó el empujón de aquella película para encontrar financiación para llevar a la pantalla la historia de Ralston, una idea que ya tenía en mente desde 2006.
Documental o ficción
"Para que los espectadores puedan ser testigos de lo que él sufrió, tienes que hacerles sentir que están en el cañón y harán cualquier cosa por escapar de allí con él
En este sentido ayudó el hecho de que Ralston se embarcara en el proyecto, después de que en un principio se hubiera negado a permitir que dramatizaran su historia.
El escalador se mostró partidario de realizar un documental en el que aparecería él mismo.
"Le dije a Aron que si lo utilizábamos como 'actor', sería terrible. Nadie lo creería. Mi argumento era que conseguiríamos mucho más con un buen actor", comenta Boyle.
"Para que los espectadores puedan ser testigos de lo que él sufrió, tienes que hacerles sentir que están en el cañón y harán cualquier cosa por escapar de allí con él", añade.
Después de ver la película, Ralston reconoció al Servicio Mundial de la BBC que se había dado cuenta de que Boyle había tomado la decisión acertada.
"Tenía razón, para el público es mucho más emocionante y potente una película en la que puedes ver y experimentar lo que sucedió", indicó.
Cambio de "última hora"
Ralston dice que le gustó el film y que le hizo llorar. Sin embargo, antes de su conclusión, el escalador pidió que se realizara un cambio.
Cada uno de los días que pasó en el acantilado, un cuervo negro sobrevolaba el lugar en que se encontraba atrapado.
Un día, Ralston tuvo una alucinación aterradora con la imagen el pájaro.
En la primera versión de la película, Boyle representó esa escena haciendo que un cuervo de dos metros se apareciera frente a James Franco.
Finalmente, Ralston pidió que ese elemento fuera sustituido por el personaje de dibujos animados Scooby-Doo.
"A pesar de ser real, Ralston no quería que el cuervo fuera mostrado de ese modo, ya que fue el único ser vivo con el que tuvo relación durante su experiencia", explica Boyle.
"Lo tenía muy claro y al final tuvo una idea mucho mejor", concluye.

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