Una mañana de miércoles recibí una imagen en mi cuenta de Twitter:
era la foto de un periódico local que mostraba a un estudiante cruzando un río
sobre un puente colapsado. La imagen me atrapó, necesitaba averiguar dónde había
sido tomada. Así podía ir yo mismo.
Terminé de hacer unas fotografías en el distrito financiero de Yakarta y entonces caí en cuenta de que al día siguiente tendría ante mí algo muy diferente para fotografiar.
Busqué en internet la ubicación del puente colapsado, pero no pude encontrar el lugar exacto.
Había un mapa en blanco con el nombre de un pueblo, Sanghiang Tanjung. Sorprendentemente, decía que estaba a sólo 130 kilómetros de nuestra oficina en Yakarta, a unas dos horas de viaje. Calculé que me llevaría cuatro.
A las 3 de la mañana del jueves, mi amigo y conductor Soewarno y yo partimos rumbo a aquella población.
Llegamos a las 6, pero teníamos que encontrar la dirección correcta que tomaban los estudiantes, así yo podría sacar la foto de frente, no desde atrás.
Pudimos contactar al líder del poblado, Epi Sopian, quien nos acompañó hasta el lugar. Él nos dijo que el puente había colapsado durante la gran inundación del sábado anterior.
"Me costaba creer que a sólo tres horas de los lujosos edificios de Yakarta, un grupo de niños arriesgaba su vida para ir a la escuela."
Llegué allí cuando los estudiantes estaban cruzando. Ya estaban en el medio
del puente. No, no pueden ser niños que quieren ir a la escuela, pensé. Parecía
más bien como un juego acrobático sin ningún tipo de dispositivo de
seguridad.
Caminaban despacio, a veces gritaban cuando sus zapatos resbalaban. De pronto empezó a llover.
Un último grupo de niños, Sofiah y sus amigos, estaban sobre el puente. Felizmente, todos cruzaron sanos y salvos. Tomé fotos durante menos de cinco minutos.
Mientras Sofiah se protegía de la lluvia le pregunté si no había un camino alternativo al puente colapsado.
"Sí hay", me dijo, "pero habría que dar un rodeo de 30 minutos. Si pasamos el puente necesitamos sólo 10 minutos".
Le pregunté si no había tenido miedo. "Sí tuve", me contestó muy despacio, "pero tengo que ir a la escuela".
Cuando paró de llover, seguí a la niña en su camino al colegio. No estaba lejos.
Mientras caminaba detrás suyo pensé que si fuera mi hija (tengo una hija de la misma edad) la mantendría en casa hasta que el gobierno construyera un puente nuevo. Quizás no tendría buenas notas, pero eso era preferible a que se cayera y fuera arrastrada por el río.
Un día después de sacar fotos de trabajadores de clase media en la capital de Indonesia, me costaba creer que a sólo tres horas de los lujosos edificios, un grupo de niños arriesgaba su vida para ir a la escuela.
Tres meses más tarde se construyó un nuevo puente cerca de Sanghiang Tanjung.
FUENTE: http://www.bbc.co.uk/mundo/
Terminé de hacer unas fotografías en el distrito financiero de Yakarta y entonces caí en cuenta de que al día siguiente tendría ante mí algo muy diferente para fotografiar.
Busqué en internet la ubicación del puente colapsado, pero no pude encontrar el lugar exacto.
Había un mapa en blanco con el nombre de un pueblo, Sanghiang Tanjung. Sorprendentemente, decía que estaba a sólo 130 kilómetros de nuestra oficina en Yakarta, a unas dos horas de viaje. Calculé que me llevaría cuatro.
A las 3 de la mañana del jueves, mi amigo y conductor Soewarno y yo partimos rumbo a aquella población.
Llegamos a las 6, pero teníamos que encontrar la dirección correcta que tomaban los estudiantes, así yo podría sacar la foto de frente, no desde atrás.
Pudimos contactar al líder del poblado, Epi Sopian, quien nos acompañó hasta el lugar. Él nos dijo que el puente había colapsado durante la gran inundación del sábado anterior.
"Me costaba creer que a sólo tres horas de los lujosos edificios de Yakarta, un grupo de niños arriesgaba su vida para ir a la escuela."
Beawiharta, fotógrafo
indonesio
Caminaban despacio, a veces gritaban cuando sus zapatos resbalaban. De pronto empezó a llover.
Un último grupo de niños, Sofiah y sus amigos, estaban sobre el puente. Felizmente, todos cruzaron sanos y salvos. Tomé fotos durante menos de cinco minutos.
Mientras Sofiah se protegía de la lluvia le pregunté si no había un camino alternativo al puente colapsado.
"Sí hay", me dijo, "pero habría que dar un rodeo de 30 minutos. Si pasamos el puente necesitamos sólo 10 minutos".
Le pregunté si no había tenido miedo. "Sí tuve", me contestó muy despacio, "pero tengo que ir a la escuela".
Cuando paró de llover, seguí a la niña en su camino al colegio. No estaba lejos.
Mientras caminaba detrás suyo pensé que si fuera mi hija (tengo una hija de la misma edad) la mantendría en casa hasta que el gobierno construyera un puente nuevo. Quizás no tendría buenas notas, pero eso era preferible a que se cayera y fuera arrastrada por el río.
Un día después de sacar fotos de trabajadores de clase media en la capital de Indonesia, me costaba creer que a sólo tres horas de los lujosos edificios, un grupo de niños arriesgaba su vida para ir a la escuela.
Tres meses más tarde se construyó un nuevo puente cerca de Sanghiang Tanjung.
FUENTE: http://www.bbc.co.uk/mundo/
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