El día que paralizaron la Tierra" (1951) fue una película de serie B, en la cual el alienígena Klaatu aterrizaba en Washington, huía de sus captores, arrendaba una pieza y era especialmente amable con todos los vecinos, porque deseaba conocer la madera de la que estaban hechos los humanos. Una película tan sencilla como inteligente, que sin rubores exhibía un mensaje final de hermandad universal y fue uno de los pocos papeles protagónicos del actor inglés Michael Rennie.
Este remake modifica y acomoda los hechos a los nuevos tiempos.
Es una crítica a la hegemonía bélica norteamericana, con la invasión a Irak en la memoria, aunque nunca se le nombra directamente.
También es un llamado a la protección de la naturaleza y el medio ambiente y es el tipo de película de ciencia ficción, por decirlo de otro modo, que Al Gore les recomendaría a sus nietos.
Y si Helen Benson, la antigua coprotagonista, era una viuda tímida y prudente, ahora es una brillante y decidida científica interpretada por Jennifer Connelly. La mayor audacia en el guión es que el hijo de la viuda no es blanco, sino negro, lo que le da más lecturas al reparto y todas ellas en el riel de lo políticamente correcto. Y los efectos especiales se podrían resumir en lo siguiente: el robot de Klaatu, en la antigua, no superaba los tres metros, pero el de ahora es un gigante.
Keanu Reeves, el visitante del espacio exterior, carece de esa rara cualidad de Michael Rennie en la película de 1951, donde Klaatu era antes un caballero que un alienígena y ese dato, quizás, le dio a la película una rara mixtura de Apocalipsis con serenidad.
El personaje de ahora es una variante en la especialidad de Reeves: un personaje frío y apenas expresivo, con sentimientos en estado de hibernación.
La misión de la científica y su hijo Jason, interpretado por Jaden Smith, el hijo de Will Smith, consistirá en demostrarle a Klaatu que los humanos algo tienen de bueno y la Tierra puede ser salvada o, al menos, merece una segunda oportunidad.
"El día que la Tierra se detuvo", de Scott Derrickson, que antes dirigió "El exorcismo de Emily Rose" (2005), es una película sin el pesimismo del género de la ciencia ficción, su protagonista no es ni por asomo un personaje complejo y torturado y su mensaje antibélico, cuando George Bush ya está por las cuerdas, es de una evidencia tan voluntariosa como flagrante.
La película no pretende ser la versión adulta de una vieja historia y aunque sea inferior al original, busca lo mismo que tantas películas de serie B de los años 50: contar una historia, mostrar sin rubores las buenas intenciones y dejar un mensaje de esperanza.
P.D. Si quieren bajar la version original pues aca les cuelgo el TORRENTE, pero si kieren ver la actual.... pues vayan al cine.
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