Es un hecho: el 3D es un quebradero de cabeza para los fabricantes de dispositivos. El cine, la televisión e, incluso ya, las videoconsolas permiten a los usuarios ver imágenes en tres dimensiones, pero la exposición prolongada a este tipo de imágenes puede afectar al cerebro y provocar náuseas y dolores de cabeza. Lo dicen los usuarios y también los médicos. Y ya sea con gafas de colores o sin ellas.
Ahora investigadores de la Universidad de Durham, en colaboración con la de California-Berkeley, creen haber localizado el origen de uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la popularización de estos dispositivos.
Una vez localizado el quid de la cuestión, el siguiente paso ha sido desarrollar una pantalla 3D sin gafas que muestra las imágenes con un enfoque diferente según el lugar de la escena que se mira. Y que mantiene intacta la integridad de nuestra cabeza.
La mayoría de la tecnología 3D proporciona a los ojos del espectador dos imágenes diferentes, que representan dos perspectivas del mismo objeto. En circunstancias normales, cada ojo ve esas imágenes desde un ángulo levemente diferente y, cuando son procesadas por el cerebro, éste crea una sensación de profundidad.
Esto también provoca el llamado “conflicto de acomodación-convergencia”. Cuando nuestros ojos miran un objeto primero deben orientarse hacia ese punto (convergencia), para luego enfocar para centrarse en el objeto (acomodación), de la misma manera que haría una cámara.
Pero con las imágenes 3D convencionales, aunque la luz de la imagen viene del mismo lugar que en las pantalla de cine o en la consola de juegos, las imágenes parecen saltar fuera de la pantalla. Esto crea un conflicto porque el punto focal de los ojos es fijo, en la pantalla, mientras que la convergencia de los ojos para ver la imagen se encuentra otro lugar.
Este desajuste entre la información que el cerebro está recibiendo y lo que realmente está viendo le provoca al cerebro un esfuerzo adicional para traducirla, “calentándose” de la forma que todos conocemos.
Para contrarrestar este efecto, los investigadores construyeron una pantalla con una lente intercambiable de alta velocidad que rápidamente se alterna entre dos imágenes, una centrada en el primer plano y otra en el fondo de la imagen.
La tecnología se llama In-Focus 3D y está sincronizada con las imágenes de modo que permite un enfoque casi perfecto de cada fotograma. La parte de fuera del enfoque de la imagen aparece borrosa, como pasaría con la visión real, de tal manera que todo sucede de manera natural y así lo asimila el cerebro.
Los investigadores, además del evidente avance en la fabricación de dispositivos 3D, también creen que esta tecnología podría permitir a los médicos llevar a cabo procedimientos endoscópicos con mayor precisión, ya que serían capaces de ver más claramente dónde están sus instrumentos en relación con los tejidos del cuerpo.
Por ahora el prototipo sólo puede ser visto por un solo espectador en un ángulo específico respecto de la pantalla, por lo que el siguiente paso es desarrollar una versión que pueda ser vista por varios usuarios a la vez.
FUENTE: http://www.lainformacion.com/
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